miércoles, 24 de septiembre de 2008

Sigue llegando gente a la Villa 31: hay un 20% más de habitantes

Publicó Clarín
31 de agosto de 2008

Ya habría 30.000 personas distribuidas en los seis barrios de la zona de Retiro. Por eso, la demanda de vivienda potencia la construcción en altura. En el Gobierno porteño, le reclaman al nacional que le traspase las tierras, pero no dice qué hará.

Por Christian Scarpetta y Silvia Gómez

A lo largo del playón, como se conoce a la calle principal de las villas 31 y 31 bis, cientos de escaleras caracol suben por el frente de las precarias casas de tres, cuatro y hasta cinco plantas. Están apoyadas unas con otras como buscando el sostén que quizá no tengan desde sus estructuras. Hay casas tan finitas que las escaleras casi se tocan con sus vecinas. La mayoría de las puertas son de chapa y en todas las ventanas hay rejas. Esta escenografía metálica y claustrofóbica se repite en los seis barrios que componen las villas de Retiro. Es que ambas crecieron tanto en el último año, que unas 30.000 personas se disputan terrenos y el espacio aéreo.

Aunque no hay un censo oficial que lo confirme, la gente que trabaja en las villas -proyectando su urbanización o haciendo estudios antropológicos- asegura que en estos 12 meses se asentaron unas 5.000 personas, o sea el 20% de las que había. Hacia afuera el crecimiento es evidente: las construcciones comenzaron a verse desde las vías del ferrocarril San Martín, la autopista Illia y también desde la calle rápida Facundo Quiroga, paralela a Del Libertador.

Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de Gabinete de Mauricio Macri le aseguró a Clarín: "Desde el primer día de Gobierno le estamos reclamando a la Nación el traspaso de esas tierras. Mientras tanto no podemos hacer nada, más que asistir a nivel social a los habitantes". Las tierras pertenecen, en su mayoría, al Estado nacional.

El jueves, en una recorrida por la villa Clarín comprobó la intensa actividad que genera la demanda de viviendas. Además de excavadoras y tractores trasladando materiales, un camión hormigonero descargaba cemento en los cimientos de una casa ubicada sobre el playón. "Estuve cuatro meses sin pasar por la villa y cuando volví me impresionaron los niveles de densidad de lugares que antes estaban vacíos", contó el arquitecto Javier Fernández Castro. El secretario académico de la Facultad de Arquitectura de la UBA trabaja en un proyecto para urbanizarla. "Cada día se complica más la urbanización, salvo que justamente se esté apostando a eso", concluyó.

Para la antropóloga María Cristina Cravino, autora del libro "Las villas de la Ciudad", "muchos de los que se mudaron tuvieron que dejar los hoteles o las pensiones donde vivían o incluso lo que alquilaban formalmente", asegura.

Y la explosión demográfica generó un mercado negro que incluye la venta de tierras y el alquiler de piezas. Uno de los puntos más conflictivos de la disputa es un predio de 250 metros al costado de la autopista Illia, a la altura del peaje. Hubo peleas entre los delegados históricos y los nuevos punteros que se instalaron. "Esas tierras fueron ocupadas por muchas familias que trajeron los piqueteros de la Federación Tierra y Vivienda y del Movimiento Evita que se rigen por sus propias reglas", cuenta Héctor Villalba, delegado de la manzana 99. Los "históricos" acusan a los nuevos de no respetar las decisiones de la Coordinadora, integrada por los delegados de cada manzana elegidos por los vecinos. La disputa tiene precio: un terreno de cinco por cinco en ese sector cuesta $ 3.000. "La organización es tan grande que viene gente con avisos de diarios de Paraguay que ofrecen tierras con la promesa de no pagar nunca más alquiler, ni luz, ni agua", cuenta la vecina Malvina Vargas.

En el "casco histórico" de la villa, los alquileres potencian el boom de la construcción. Los delegados por manzana manejan las "ofertas" junto a los dueños de las casas. "Cada vecino tiene la libertad de construir en su terreno. Sólo le damos a los delegados un porcentaje para tener luz y agua", explica Roque Silva, que está haciendo dos nuevas plantas sobre su casa. Los alquileres oscilan entre los $ 350 y los $ 500. En las zonas más pobladas no hay terrenos pero sobran los carteles de venta. Y los valores no tienen techo: por una casa de dos plantas en el barrio Güemes (a 100 metros de la Estación de Retiro) piden $ 35.000.


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