jueves, 16 de julio de 2009

Scioli se rodea de intendentes

El gobernador bonaerense reemplazará a Daniel Arroyo con el intendente de Avellaneda. Busca dar una señal a los jefes comunales que lo acompañaron en las elecciones. Concretaría más cambios de gabinete al regreso de un viaje por Italia.



Por Martín Piqué

Tal como se venía comentando entre la dirigencia bonaerense, el gobernador Daniel Scioli decidió hacer cambios en su gabinete con el objetivo de darle más sustento político a su gobierno. La primera incorporación se anunció ayer, aunque se terminará de concretar el próximo sábado, cuando Scioli retorne de un viaje relámpago a Italia. El intendente de Avellaneda, Baldomero “Cacho” Alvarez, un hombre experimentado del PJ bonaerense que lleva cuatro mandatos en la intendencia, asumirá en el Ministerio de Desarrollo Social. La llegada obligará al alejamiento de Daniel Arroyo, que ya está decidido. Arroyo es un funcionario de impronta técnica muy especializado en lo social, formado en Flacso, que nunca tuvo demasiado feeling con los intendentes del conurbano. Según pudo saber Página/12, los cambios en la administración bonaerense podrían continuar en las próximas semanas.

Para asumir como ministro de Desarrollo Social, Alvarez deberá renunciar a su cargo como intendente. Lo reemplazará el primer concejal electo en 2007 por la lista del Frente para la Victoria: se trata de Jorge Ferraresi, actual secretario de Obras Públicas de Avellaneda. El alejamiento de Arroyo no sorprendió mucho a la dirigencia bonaerense. Su situación venía motivando todo tipo de rumores desde hace tiempo: Página/12 lo anticipó hace una semana. Los primeros nombres que circularon para suceder a Arroyo fueron los del intendente de Florencio Varela, Julio Pereyra, titular de la Federación Argentina de Municipios (FAM), como también el del diputado Mariano West, ex intendente de Moreno. Al final, el cargo recaerá en Alvarez, un veterano del peronismo bonaerense que transitó desde el duhaldismo de paladar negro (supo estar abiertamente enfrentado con Felipe Solá) al kirchnerismo con un fervor indiscutible.

La inminente designación de Alvarez es un premio también al resultado que obtuvo el Frente Justicialista para la Victoria en su distrito. Como todo municipio del primer cordón, en Avellaneda la pelea con Francisco de Narváez prometía ser muy pareja. Así fue. Pero la dupla Kirchner-Scioli se terminó imponiendo por más de dos puntos. Antes de la elección del 28 de junio, el propio Alvarez había dicho que estaba pensando en formar una corriente política propia en el peronismo bonaerense. Cuando Kirchner se enteró de sus intenciones, lo alentó con la frase que suele utilizarse en estos casos. “Vos dale para adelante, después ves si llegás”, lo animó. A pesar de que está asociado al peronismo más ortodoxo, Alvarez comprometió a toda la estructura municipal con la suerte del oficialismo. También ensayó una política frentista con otros sectores del kirchnerismo: dio espacios a miembros del Movimiento Evita de Avellaneda.

La llegada de Cacho al gabinete fue pensada como un gesto hacia toda la estructura de intendentes del conurbano. Tras el traspié del 28 de junio, el gobernador terminó aceptando que necesitaba ampliar la “base de sustentación” de su administración. Esa idea sobrevoló en la reunión que mantuvo Scioli con una buena parte de los intendentes del Gran Buenos Aires. En los últimos días, el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez, estuvo preguntando mucho sobre el actual intendente. Quería saber qué pensaban del hombre que ascendió en política tras la declinación de Herminio Iglesias, el anterior jefe del peronismo local. Scioli bendecirá la asunción de su nuevo ministro de Desarrollo Social en unos días. Antes de aceptar el ofrecimiento, Alvarez habría pedido garantías de que la cartera tendrá el presupuesto suficiente como para poder desplegar una política social de impacto rápido que llegue a todo el conurbano.

Alvarez accedió a asumir el cargo hace dos días. En el entorno del intendente aseguran que el martes se habría encontrado con Néstor Kirchner para conversar de la actualidad política. Según esa versión, en esa presunta reunión en Olivos, Kirchner le habría garantizado que su cartera tendrá el presupuesto necesario para poder desarrollar iniciativas que sean visibles. La situación presupuestaria del gobierno bonaerense no es demasiado holgada. La asistencia de Nación, en ese marco, se vuelve imprescindible.

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