Publicó La Vaca
10 de julio de 2009
Categoría: Notas
Tags: cicop, influenza, salud, virus porcino
El doctor Jorge Jakowsky, presidente de CICOP (Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires) habló con lavaca minutos después de reunirse con los dirigentes de los hospitales del conurbano, La Plata, Necochea y Mar del Plata y establecer los puntos clave a denunciar públicamente:
· Exigir que se pare la aplicación en el Hospital público de San Isidro de “un protocolo experimental que utiliza tratamientos no aprobados”, cuya denuncia se hará formalmente mañana lunes ante el Ministerio de Salud.
· Exigir que las autoridades informen con qué criterio y a qué destino se distribuyen los fondos de Salud. En sus palabras: “Es un escándalo que la mayoría del esfuerzo político, presupuestario y de equipamiento vaya a un hospital arancelado y semi privatizado como el Malvinas Argentinas, y no a los públicos. En el Municipio de Malvinas la salud está terciarizada, y la gente debe pagar por atenderse”. No forma, por esto, lo que el dr. Jakowsky llama “el sistema provincial de salud”, y el otorgamiento de medicamentos y fondos a este hospital no devela, según el doctor, otra cosa que “una clara intención privatizante”.
· Exigir que el Ministerio de Salud responda a una pregunta: “¿dónde están los mil millones que prometió el gobierno a los municipios y provincias? “Porque sabemos, por ejemplo, que hasta ayer a Santa Fe nunca llegó nada y que el virus está desplazándose hacia provincias que aun no han recibido las partidas de medicación necesarias para los tratamientos. Es necesario que el Ministerio rinda cuentas claras sobre el destino de esos fondos: provincia por provincia y monto por monto.”, aclara Jakowsky.
El experimento del Hospital de San Isidro
Según la denuncia de Cicop, en el Hospital público de San Isidro se comenzó a aplicar un tratamiento que no cuenta con la autorización de las autoridades sanitarias. Los pacientes tampoco fueron suficientemente informados de que dicho tratamiento, según denuncia Jakowsky “es un protocolo experimental que no está en las normas de tratamiento de la gripe aviar en ninguna parte del mundo, ni siquiera en el Ministerio de Salud”.
“Este protocolo –explica el doctor Jakowsky- implica una doble dosis del tamiflú, antibióticos y cortisona por vía endovenosa. Implicó, además, que se ordene la internación de pacientes que no estaban graves. En total, se aplicó a más de 50 pacientes, sin informarle que se trataba de un experimento: simplemente les decían que los trataban así”.
“Esto salió a la luz porque el jefe de Infectología del hospital y del servicio de Medicina Preventiva es el secretario gremial de la CICOP. Entonces, cuando le iban a consultar los profesionales y los residentes, él comenzó a indagar: ´¿qué es esto? ¿de dónde salió? ¿quién tiene aprobado este protocolo?´, sin obtener ninguna respuesta seria. Entonces, como se trataba de un experimento, el lunes de la semana pasada presentamos una nota al intendente de San Isidro, Gustavo Posse, donde le pedíamos explicaciones sobre quién había autorizado el tratamiento, si estaba aprobado por un comité de ética, si los pacientes firmaban consentimiento luego de haber recibido un informe completo, si había un testigo independiente… Y hasta hoy el intendente no nos respondió”.
La respuesta oficial, en todo caso, fue otra: al día siguiente de presentada la nota, se ordenó el cierre del servicio de Medicina Preventiva, a cargo del profesional que alertó sobre lo irregular de este tratamiento. “Además, se lo sacó del hospital y se lo mandó a un centro de atención primaria que se cae a pedazos, como represalia a la denuncia que hicimos”.
El Cicop decidió hoy denunciar públicamente la existencia de este protocolo experimental y presentar una nota mañana al Ministerio de Salud de la Nación y otra al Ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, solicitando “que intervengan el Hospital de San Isidro y que frenen el protocolo experimental”.
Según explica el doctor Yacowsky, “el tamiflú, las cortisonas y el antibiótico que se aplican en este experimento son tres drogas de patente vencida. No están aplicando drogas nuevas: están haciendo una combinación absolutamente experimental, no aprobada por las normas internacionales de tratamiento y sin ninguna justificación. Y esto es algo que se puede hacer en el Hospital de San Isidro porque no hay comité de bioética para controlar los tratamientos experimentales: lo disolvió el propio intendente para tener libertad para hacer este tipo de experimentos”.
Manipulación de cifras
El cuadro local es de incertidumbre, básicamente por carencia de datos reales, otro elemento que con un buen control y una estructura organizada podría haber sido evitado y fundamentalmente, aclarado un poco este pantano repleto de dudas: “Tenemos absolutamente claro que las cifras que da el Ministerio de fallecimientos están muy por debajo de las reales. Nosotros hacemos un relevamiento en hospitales que implican un 50% de la provincia y municipalidades, y sólo en provincia ya estamos en 120 fallecidos. Y ellos reconocen aquí alrededor de 40 ó 50. Nosotros proyectamos en Provincia de Buenos Aires más de 200. Hay un mal registro, por un lado, y por otro, una baja cantidad de confirmados. Por ejemplo, hay muchos que no se han hechos las pruebas, porque tienen una neumonía altamente sospechosa de gripe H1N1, y resulta ser que no hay un hisopo para tomarle la muestra y no se sabe ya de qué se trata. Hay manipulación de cifras, claramente.”
Los datos del Ministerio de Salud contabilizan 99 muertes. Para poner esta cifra en su contexto hay que tener en cuenta que, según los datos oficiales, en Argentina el promedio anual de muertes a causa del virus de Influenza común es de 3.500 personas. Se estima que se realizan anualmente por la misma causa, más de 20.000 internaciones. Los datos de la Dirección Nacional de Epidemiología (Direpi) muestran que hubo más de 1.128.388 casos de influenza denunciados en 2006 y 1.258.704 en 2007.
Una primera conclusión
Para el doctor Yakowsky algo, en medio de la niebla de manipulación de información, queda absolutamente claro: “El que bancó, internó, atendió, tanto la epidemia de dengue como la de la gripe, fue el sector público. La gente no tuvo en la obra social ni el sector privado la misma respuesta que en un hospital público. En la gripe, el 80% de las consultas e internaciones se hicieron en el sector público, que es la cenicienta del sistema. Es una oportunidad para demostrar que en las grandes catástrofes si no tenés un servicio público bueno, las cosas no funcionan. Queda claro, entonces, que darle tanta plata y bolilla a las prepagas y obras sociales privadas, no tiene sentido. El sector privado estuvo metido debajo de la cama. En tanto, el hospital público demostró que es el único que tenía capacidad de respuesta. Con falta de plata, de profesionales, de insumos, siendo un desastre, el que bancó la epidemia fue el sector público. Es el momento entonces de poner allí los recursos.”
La verdadera catástrofe
Hay otro factor que para Jacowsky es clave: toda esta vorágine de pandemia, virus, paranoia, barbijo, medicamentos y muerte, pudo haber sido fácilmente evitada. “La aparición de una pandemia producto de la voracidad de las multinacionales de la agro-alimentación, es en sí mismo una catástrofe humanitaria. Estamos hablando de algo que pudo no haber ocurrido. El tratado de libre comercio de Estados Unidos con el NAFTA, salió que la industria de agroalimentación se instaló en México, donde no tiene ninguna reglamentación y hace años que hay entre 2 y 3 millones de cerdos hacinados, en contacto con la población, comiendo su propia mierda, en espacios mínimos y transmitiéndose todos los virus posibles entre ellos, y luego a los humanos. Ahí se crió el virus de la gripe porcina y afectó al hombre. Ya eso sólo -que la voracidad capitalista impida un control- implica una catástrofe del punto de vista sanitario. Con control alimentario y regulaciones ambientales se hubiera prevenido.”
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