Publicó Página|12
27 de noviembre de 2008
Título original: Redes sociales, un nuevo riesgo en Internet
Un congreso internacional en Río de Janeiro reúne a 3000 funcionarios y especialistas sobre explotación sexual infantil. Ayer debatieron sobre el peligro de Facebook, el perfil de los abusadores cibernéticos, el vacío penal para perseguirlos y cómo se capta a los niños.
Por Mariana Carbajal. Desde Río de Janeiro
Desde bebés de apenas unos meses que están siendo abusados sexualmente hasta nenas de 12 o 14 años que tienen relaciones con dos o más adultos. Esas son algunas de las imágenes fotográficas horrorosas que circulan impunemente por Internet, de a miles, diariamente, y sobre las cuales se alertó ayer en esta ciudad, en la primera jornada del III Congreso Internacional contra la Explotación Sexual de Niñas, Niños y Adolescentes, que reúne a unos 3000 participantes y delegaciones oficiales de más de un centenar de gobiernos, incluido el argentino, para reforzar la lucha contra este flagelo. Enfrentar las nuevas formas que adquieren la pedofilia y la prostitución infantil de la mano de la web es uno de los grandes desafíos, coinciden los especialistas. Según un informe que difundió Unicef al inicio de esta cumbre, en todo el mundo más de 150 millones de niñas y 73 millones de niños son explotados sexualmente.
El perfil de los delincuentes sexuales cibernéticos y los vacíos legales para perseguirlos, los riesgos de redes sociales como Facebook y las posibilidades que brindan para vender pornografía infantil a través de álbumes cerrados; las facilidades que ofrece el anonimato de un contacto on line para captar chicos y chicas para abuso sexual fueron algunos de los ejes de los debates del primer día.
El congreso fue inaugurado por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la primera dama, Marisa Leticia, en la noche del martes. El multitudinario evento tiene lugar en un inmenso centro de exposiciones, en el sur de la ciudad, en los alrededores del residencial barrio de Barra de Tijuca. Su objetivo es intercambiar experiencias en la lucha contra la explotación sexual de la infancia, examinar progresos y reforzar los compromisos ya asumidos por los países. La primera cumbre fue en Suecia en 1996 y la segunda, en 2001, en Japón. Unicef es uno de sus promotores y organizadores. “La explotación sexual deja a los niños y niñas con cicatrices psicológicas y a veces físicas, y reduce sus esperanzas de llevar una vida digna”, dijo la directora ejecutiva de Unicef, la norteamericana Ann M. Veneman. “Ningún país ni ninguna región es inmune y nadie es inocente. Los depredadores siguen utilizando nuevos instrumentos dirigidos a los niños, incluido el ciberespacio y la nueva generación de teléfonos celulares”, alertó Veneman.
Entre las participantes se encuentran la reina Silvia de Suecia y nueve primeras damas –entre ellas, la hija de Raúl Castro, jefe de Estado de Cuba, y la hermana del presidente paraguayo Fernando Lugo, además de setenta ministros–. La delegación argentina no incluye funcionarios de primera línea.
Los nuevos escenarios de las formas de explotación sexual infantil fue el tema convocante del primer panel de ayer, que estuvo moderado por la abogada de Nigeria Joy Ngozi Ezeilo, relatora especial de la ONU sobre Tráfico de Seres Humanos, en especial de mujeres y niños. La filipina Amigan Abueva, directora ejecutiva de la Red Internacional contra la Prostitución, Pornografía y la Trata de Niños, Niñas y Adolescentes (Ecpat), alertó sobre los chicos que son traficados para el comercio sexual. “No son los más pobres los que están en mayor riesgo, son los que tienen capacidad de tener algún tipo de documentación para viajar”, indicó.
Los desafíos que plantea Internet fue el eje de la exposición de la irlandesa Ethel Quayle, una reconocida experta mundial sobre la explotación sexual y la pornografía en la web. “Sabemos muy poco de los chicos que son víctimas. Poco más de mil, cuyas fotos circulan en Internet, han sido identificados en todo el mundo”, apuntó. Esa tarea la llevó adelante el Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados de Estados Unidos (Ncmec): hasta septiembre de 2008 ese organismo informó que había logrado identificar a 1660 menores, mediante imágenes distribuidas y no distribuidas de pornografía infantil: 73 por ciento eran mujeres y 27 por ciento varones; 6 por ciento infantes o deambuladores, 49 por ciento prepúberes y 45 por ciento adolescentes.
Redes sociales como Facebook pueden facilitar el comercio de pornografía infantil a través de álbumes cerrados –como si fueran las fotos de las últimas vacaciones que se comparten con amigos–: aquí, en Brasil, se descubrió que en Orkut –el más popular de esos sitios, con 27 millones de usuarios– se vendían contraseñas para acceder a books con imágenes abusivas de chicos y chicas y esa investigación policial derivó en un reciente acuerdo entre el Ministerio Público brasileño con Google –después de una áspera disputa–, para facilitar las denuncias y la persecución a los delincuentes sexuales (ver aparte).
Otro tema de preocupación, que quedó en evidencia ayer, son los escasos filtros que ofrece la web en la captación de víctimas de abuso sexual. “La preparación on line, para un abuso sexual, a diferencia de la realizada fuera de Internet, ocurre con más rapidez y puede ser anónima”, alertó Quayle, psicóloga clínica y directora del Proyecto para Combatir las Redes de Pedofilia en Europa (Copine, por sus siglas en inglés), de la Universidad de Edimburgo. Los chicos, dijo, confían más rápidamente en “su amigo” on line y tienden a ser menos inhibidos en lo que comunican, y los pedófilos no se ven restringidos por el tiempo en la accesibilidad, como cuando están en el mundo real. “En general buscan averiguar lo máximo posible que puedan sobre su víctima potencial, establecen el riesgo y la probabilidad de que el niño cuente el hecho, averiguan datos sobre sus redes sociales, pueden dar información falsa sobre ellos mismos, y si es seguro, forman una relación con el niño o lo controlan para poder encontrarse con él fuera de Internet”, describió Quayle en un informe que hizo especialmente para el Congreso, a pedido de Ecpat. Según este documento, sobre la base de distintas investigaciones se llegó a determinar el perfil de los pedófilos cibernéticos, que explotan sexualmente a nenas y nenes o coleccionan imágenes de abuso sexual infantil: son en su mayoría blancos, de apariencia occidental, de un amplio rango de edad: algunos saben mucho de computación, mientras que otros tienen destrezas básicas. “Algunos tienen una historia de abuso, mientras que para otros es la primera demostración de interés sexual en niños o es la primera vez que llaman la atención de las agencias de aplicación de la ley”, explica el estudio.
“Hay casos de fotos de niños que son utilizadas sin que ellos sepan y eso también es explotación sexual infantil”, advirtió la experta irlandesa. Otro tema que está generando debate en algunos países desarrollados, acotó, son las imágenes virtuales de abuso sexual infantil, es decir, los dibujos o comics sexualmente explícitos, una industria muy desarrollada en Japón. En muchos de esos comics se representa a niñas escolares o adultos que parecen chicos siendo violados o involucrados en actividades sadomasoquistas. Actualmente en el Reino Unido se discute la criminalización de su producción, tenencia y distribución. Quienes están en contra sostienen que prohibirlos significaría afectar la libertad de expresión y podría llevar a que quienes los consumen se vuelquen a cometer delitos sexuales más graves. Para Quayle, no hay duda: “Son crímenes en relación no con un niño en particular, sino con todos los niños”.
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