martes, 19 de mayo de 2009

El Arzobispado se hará cargo de un Hogar de niños hasta el desalojo

Publicó Clarín
18 de mayo de 2009

El hogar estaba a cargo de la Fundación Felices Los Niños del Padre Grassi. Una jueza ordenó el desalojo luego de comprobar irregularidades. Los chicos no tenían vínculos con el exterior ni con sus familiares, no contaba con médicos, faltaba personal y la sede tenía fallas edilicias.


El Hogar San José Obrero, de la Fundación Felices Los Niños, no será desalojado. No por ahora. La Justicia determinó ayer que, tras los incidentes del viernes, será el Arzobispado de Buenos Aires quien tenga la guarda de los 13 chicos que viven allí.

El fallo de la jueza civil Myriam Rustán de Estrada -quien el 17 de abril había dispuesto el desalojo- acusa a la Fundación de obstaculizar la medida de traslado y a la comisaría 37 de la Policía Federal de "deliberada desobediencia" durante los hechos de violencia del viernes pasado.

No obstante, la medida de traslado sigue vigente. "Se va a adaptar en tiempo oportuno y de acuerdo a la necesidad de los chicos", le dijo a Clarín, el defensor de Menores Marcelo Jalil, sin precisar cuándo.

Según la medida judicial, la Iglesia deberá "ejercer la guarda hasta tanto los jueces naturales de cada uno de los menores dispongan la reubicación de cada uno de ellos en un hogar que contemple sus necesidades afectivas, psicológicas y materiales" por "tener autoridad moral necesaria". De esta manera pierde la guarda la fundación creada por el cura Julio César Grassi, hoy juzgado en otra causa por 17 hechos de abuso sexual, corrupción de menores y amenazas, aunque nunca apartado de la Iglesia.

Mientras, el Arzobispado será representante legal de los menores internados y tendrá que designar a los directores del instituto y al tesorero, quien administrará los recursos económicos aportados por el Gobierno porteño. Así queda desactivada la intervención del Consejo de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad, cuyos voceros ayer, consultados por Clarín, prefirieron no opinar sobre el fallo.

Además, la Justicia dispuso que el personal de la Fundación y sus voluntarios tengan prohibida la entrada al hogar, en Chacarita. A propósito, el fallo firmado por Rustán de Estrada -al que tuvo acceso este diario- insiste en la "grave situación abusiva a la que han sido sometidos los niños" mientras la Fundación lo dirigía.

"Esto implica un retroceso. Este es un lugar peligroso y no está bueno dejar a los chicos ahí. Esta Fundación se negó a cumplir la ley", reclamó Laura Musa, de la Asesoría Tutelar Juvenil.

En medio de una historia llena de sucesos extraños, la sede de la Conferencia Episcopal en Buenos Aires recibió ayer una amenaza de bomba. Vale recordar que su titular es monseñor Eugenio Eguía Seguí, actual obispo auxiliar de Buenos Aires, que ahora debe hacerse cargo del Hogar. También se sabe que Jalil y Rustán de Estrada fueron amenazados de muerte.

El origen del conflicto se remonta a septiembre, cuando el obispo auxiliar Horacio Benítez Astoul denunció que un nene de ocho años había sido maltratado y abusado en el Hogar y que había intentado suicidarse. "Se detectó que la conducta del nene tenía que ver con un abuso sexual", comentó Musa.

La denuncia fue minimizada por la Fundación y por el propio Grassi, quien desde los Tribunales de Morón aseguró que el nene se había puesto mal porque quería que una docente lo adoptara.

Jalil investigó y aseguró haber descubierto irregularidades dentro del Hogar San José Obrero, por lo que presentó acciones de amparo. La jueza ordenó en octubre del año pasado que el Consejo de Niñas, Niños y Adolescencia porteño interviniera el instituto. El Consejo informó que los niños no tenían vínculos con el exterior ni con sus familiares, que el Hogar no contaba con médicos para los chicos, que faltaba personal y que la sede tenía fallas edilicias, entre otros problemas.

El 17 de abril, la jueza Rustán de Estada ordenó el traslado de los chicos. La mitad de los internos -de entre 8 y 16 años- fue reubicada en hogares de la Ciudad y la Provincia. El resto seguirá allí. Al menos por un tiempo.

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