Publicó La Voz del Interior
20 de julio de 2008
Título original: Premiada pero sin ayuda
A Silvina Verdú la distinguieron por alertar que en la zona de la escuela que dirige, al noroeste de la ciudad de Córdoba, hay un foco alarmante de desnutrición infantil. Pero no la ayudaron quienes se lo habían prometido, ni quienes la premiaron. A cuatro meses, la situación de esos barrios está cada vez peor: no hay médicos y crece la inasistencia escolar.
Por Edgardo Litvinoff
Es como si a un médico lo premiaran por haber operado a alguien a oscuras, luego de la rotura del tablero eléctrico del hospital, pero nadie arreglara los tapones quemados.
Es como ganar una medalla por un récord que nunca será registrado.
Como ser felicitado por un gran libro que nunca se editará.
Eso le pasó –le pasa– a Silvina Verdú, directora de la escuela provincial Lino Curaca Acevedo, de barrio Los Robles, asentada en una de las zonas más pobres de la ciudad de Córdoba.
Silvina se hizo conocida el 9 de marzo pasado –hace más de cuatro meses– cuando La Voz del Interior publicó un informe que mostraba un alarmante foco de desnutrición infantil en las villas Don Bosco, La Toma, El Tropezón y Costa Canal.
Allí, el equipo de Salud Familiar que funcionó hasta mediados de 2007 (ver aparte) detectó que casi 10 por ciento de los chicos menores de 6 años tenía diagnóstico de desnutrición. Un número elevadísimo, si se tiene en cuenta que en diciembre de 2003 el Ministerio de Salud de Córdoba informó que esa cifra (la última oficial) era de 6,2 por ciento entre los niños pobres de la provincia. Más lejos aún del 2,3 por ciento que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda como índice máximo de desnutrición infantil.
La directora pedía auxilio a través de los medios para esos chicos –la mayoría de los cuales concurre a su escuela–, luego de un largo peregrinar por los despachos oficiales.
Al poco tiempo de la publicación de la nota, Verdú recibió algunas promesas de ayuda. Hasta la distinguieron con el premio municipal “Piedra del Águila” (en el CPC Colón) por su “férrea actitud” para difundir públicamente “las penurias socioeconómicas” de los chicos del lugar.
Cuatro meses después, el premio no sirvió de mucho: no sólo no apareció nada de lo prometido, sino que la situación de la gente empeoró.
Entendió mal. “El día que salió publicada la noticia, muy pocos funcionarios se preocuparon –relató Verdú–; nadie del Ministerio de Salud se comunicó, ni de Educación. Vino gente del Paicor (Programa de Asistencia Integral Córdoba): dijeron que un equipo de médicos revisaría a los niños. Después me aclararon que entendí mal, que para eso tenía que hacer una nota; otra más. Después propusieron mandar chocolate en vez de mate cocido. Pero resulta que escuché mal: ¡Era que ‘iban a estudiar la posibilidad’ de hacerlo! Hasta ahora, nada de eso pasó”.
Desde el área de prensa del Paicor señalaron que en aquella oportunidad sólo se evaluó “si el servicio estaba bien prestado, con valores nutricionales garantizados”.
La directora contó que también se acercaron desde la Defensoría del Pueblo de la Nación, pero sólo para interiorizarse de la situación. Además, la Municipalidad de Córdoba prometió un médico, que tampoco llegó.
Desde el municipio, afirmaron que el reciente cambio de autoridades en el CPC Colón –donde se tramita este tema– demoró la llegada del especialista. Pero aseguraron que la intención es enviarlo.
“La gente de acá no tiene recursos y nadie los escucha. Tienen que caminar más de 20 cuadras para ir al dispensario de barrio Las Palmas. El de Las Violetas está más cerca, pero hay que cruzar un largo descampado, y casi no tiene turnos. Hace dos semanas, una mamá lloraba porque su hija de 5 años volaba de fiebre. Llamamos al 136, que no pudo venir porque no tenían combustible. Una mujer le dio algo para bajar la fiebre y al final la llevaron en brazos a un médico”, cuenta Silvina, quien además de dar clases y dirigir la escuela, ayuda a las madres a realizar trámites, a buscar leche o gestionar subsidios.
Hace años que lucha por estos chicos. Hace cuatro meses que su grito apareció en los medios. Hace 70 días que la premiaron por hacerlo.
Hasta ahora, esto no hizo que la indiferencia oficial desapareciera, ni que cumplieran quienes prometieron algo.
"Hay más inasistencias y enfermedades"
La Escuela Lino Acevedo divide dos sectores claramente diferenciados: barrio Los Robles, un conjunto de casas de familias de clase media y pavimento, y la villa La Toma, un conjunto contrastante de techos de chapa, maderas apiladas y chicos llenos de moco y barro jugando en calles de tierra.
La población estudiantil de la escuela es casi exclusivamente del asentamiento precario.
“Hace un año que se fueron los equipos de Salud Familiar de la Provincia, y el deterioro entre los chicos es notable. Por ejemplo, se nota en la inasistencia de los alumnos por enfermedades bronquiales y neumonías”, dice Silvina Verdú, la directora.
Se refiere al equipo de médicos, psicólogos y trabajadores sociales que ya no está para realizar controles de embarazadas, talleres para cocinar comida nutritiva, charlas de educación sexual, controles odontológicos y seguimiento a determinadas familias en sus domicilios, entre otras actividades.
Se trata de una población cercana a 10 mil personas que dejó de recibir esa atención y contención, pero lo mismo ocurrió en todas las zonas vulnerables de la provincia desde que se decidió desmantelar el programa de Salud Familiar, que llegó a incluir a más de mil profesionales trabajando en esos barrios.
Precisamente, el equipo que funcionaba en la escuela fue el que elaboró el informe sobre desnutrición infantil, que reveló otros datos preocupantes.
Por ejemplo, que esas familias tienen un promedio de 4,7 hijos menores de 14 años, que llega a 5,3 si se cuentan los chicos de hasta 18 años.
También que el nivel de inserción laboral es precario en todos los casos y que 82 por ciento de esa población está por debajo de la línea de pobreza.
El 20 por ciento de los menores de 6 años tuvo alguna enfermedad respiratoria aguda, en especial por las condiciones de la vivienda y el hacinamiento.
El doble
El pasado 25 de junio, este diario publicó el informe del Barómetro de la Deuda Social de la Infancia, elaborado por la Fundación Arcor y la Universidad Católica de Córdoba.
Entre otros aspectos referidos a la situación de la niñez y la adolescencia, el informe muestra que 12 por ciento de los chicos de 0 a 17 años del Gran Córdoba experimentó hambre al menos una vez el año pasado.
Esto significa que el déficit alimentario se duplicó en relación con 2006.
Todo tiene que ver con todo.
Las claves
Foco. El 9 de marzo pasado, La Voz del Interior publicó un informe del equipo de salud familiar que funcionaba en la Escuela Lino Acevedo: denunciaban que el 10 por ciento de los niños tenía diagnóstico de desnutrición. Según la OMS, no se debería sobrepasar el 2,3 por ciento.
Promesas. A Silvina Verdú, la directora de la escuela, le prometieron ayuda el Paicor, la Municipalidad y la Defensoría del Pueblo de la Nación.
Distinción. Al poco tiempo fue distinguida con un premio municipal por el CPC Colón, por denunciar la situación de esos niños.
Sin novedades. Ni el premio ni los constantes reclamos de Silvina lograron que alguien se acercara a cumplir su promesa o a ver cuál es la situación de los chicos. Hace casi un año que no hay equipo de Salud Familiar.
lunes, 21 de julio de 2008
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