20 de julio de 2008
Título original: Poliniños
Son chicos de entre 6 y 13 años. Llevan uniforme, aprenden a marchar y saludan con la venia. Quienes defienden la iniciativa esgrimen su carácter de contención social para sectores humildes. Pero otras voces son críticas. En el nuevo gobierno provincial hay polémica y se discute si deben continuar.
Por Mariana Carbajal
Desde Salta
Cada semana, más de cuatro mil chicos y chicas de entre 6 y 13 años aprenden en Salta a marcar el paso marcial, a la espera del próximo acto cívico al que serán invitados a desfilar por las autoridades gubernamentales. Son integrantes de los cuerpos de policía infantil de la provincia. En total hay 72 y dependen de las comisarías de la capital y de localidades del interior. Los instructores de los pequeños uniformados son policías. Se trata de una extensa y controvertida estructura de contención de niños y niñas de sectores vulnerables: les ofrecen actividades deportivas y recreativas, pero también una cultura de mando y recia disciplina. Los domingos los llevan a misa. El gobierno del kirchnerista Juan Manuel Urtubey heredó esta política social de su antecesor Juan Carlos Romero. Por el momento Urtubey la ratificó. Sin embargo, en su gabinete y desde otros sectores de la sociedad, se alzan voces que cuestionan que una institución dedicada al control social y la represión del delito tenga a su cargo también brindar un espacio de esparcimiento y contención a los chicos más olvidados. “Son resabios de una mentalidad militarista que no corresponde en tiempos democráticos”, opinó en diálogo con Página/12 Gregorio Caro Figueroa, secretario de Cultura de la provincia, uno de los críticos más férreos.
Los cuerpos infantiles tienen una larga historia en Salta. Los primeros fueron creados casi dos décadas atrás, en 1990, por el entonces jefe de la comisaría 4ª de la ciudad de Salta, comisario principal Roberto Manuel Miranda. Pero en los últimos años se multiplicaron por todo el territorio provincial. En la capital, hay 42, con unos tres mil chicos. Históricamente estuvieron dirigidos a varones. Pero desde fines de 2007 hay también cuerpos infantiles policiales femeninos. El primero para nenas se creó en la ciudad de Güemes, a una media hora de auto de la capital: son unas cincuenta chicas, de 6 a 16 años. El viernes 27 de junio se abrió el de Rosario de la Frontera, al sur de Salta, cerca del límite con Santiago del Estero. Hay localidades que están en lista de espera para que su comisaría tenga uno, según reveló a este diario el comisario Marcelo Juan Lami, director de Prevención y Orientación Comunitaria de la Policía Salteña, de quien dependen los cuerpos infantiles.
En la página web de la Policía Salteña se podía leer –ya no– los objetivos de esta polémica iniciativa contenidos en la Resolución Nº 546/90, que les dio nacimiento: “Su misión es incorporar a la niñez como participante activa en la acción preventiva policial, persuadiéndola al rechazo y apartamiento de conductas antisociales y delictivas, creando un ambiente adecuado a fin de que el niño a medida que avance en edad y conocimiento vaya descubriendo los auténticos valores de la vida y comprendiendo la importancia de la función policial en el mantenimiento de la paz social”. El dato lo aporta el fotógrafo salteño Alejandro Aherma, que hizo una investigación fotográfica sobre los cuerpos de policía infantil y su producción fue seleccionada por el Ministerio de Trabajo de la Nación para una muestra contra el trabajo infantil.
Desfiles
Los chicos esperan ansiosos el próximo desfile cívico. Ese día, convocados por algún intendente, lucirán el uniforme policial –pantalón azul, camisa blanca, corbata–, con gorra incluida y cuando corresponda, ensayarán el saludo aprendido, la venia, con la punta de los dedos de la mano derecha apoyados sobre la sien. En el despacho del comisario Lami guardan con esmero el archivo de fotos de los desfiles. “El año pasado habíamos prohibido que desfilaran, pero a los padres les encanta, así que siguen desfilando”, cuenta Lami. El comisario defiende el proyecto. “Nos critican y dicen que es para militarizar a los chicos, pero la policía sacó el entrenamiento militar hace más de diez años. Hoy se entrena a los policías para que sean ciudadanos”, sostiene Lami. Tal vez valga la pena recordar que a fin de 2007 fue exonerada la cúpula de la policía salteña, acusada de diversos delitos.
Dice Lami que los cuerpos infantiles nacieron a falta de otro programa de contención social en la provincia. “Empezamos con actividades deportivas y enseñándoles a desfilar. Hoy también estamos tratando de hacer un acompañamiento escolar y que aprendan defensa personal. Y trabajamos en la prevención de adicciones. Desde el año pasado estamos haciendo un trabajo más integral, antes cada cuerpo trabajaba en forma aislada. Este año empezamos con olimpíadas deportivas y culturales entre los distintos cuerpos, que compiten entre sí”, cuenta el comisario. Según sus estadísticas, han pasado ya unos 15 mil chicos por los cuerpos infantiles de policía. “Sólo uno hemos encontrado que cometió delitos”, dice, aunque cuesta creer que puedan tener un registro tan aceitado. “Nos hemos dado cuenta de que la tarea preventiva es mejor que el patrullaje”, agrega.
Los cuerpos infantiles funcionan en las mismas comisarías o en clubes vecinales, de acuerdo con el lugar disponible. Los chicos van tres veces por semana, por la mañana o por la tarde, a contraturno de la escuela. En algunos casos, como ocurre en los que están en la ciudad de Salta, les dan el desayuno o la merienda. “La copa de leche nos la da la municipalidad”, dice Lami y de paso cuenta que el intendente de Salta, Miguel Isa, “nos pide los cuerpos infantiles para los actos para desfilar”.
Página/12 habló con Isa y le preguntó su opinión sobre la policía infantil.
–¿Usted qué opina? ¿Le parece bien que se brinde contención social a los chicos a través de la policía?
–No está bien –respondió el jefe comunal, y sin embargo a continuación agregó–: La situación social es muy mala en Salta, nuestros indicadores son similares a los de Africa. Estamos tratando de hacer una red que ayude a brindar contención que incluya estas brigadas. El problema es que acá nunca se han hecho planes de inclusión”.
El 13 de octubre se celebra en Salta el Día de los Cuerpos de Policía Infantil. Ese día, claro, no faltará el desfile de los pequeños uniformados, tratando de imitar el paso marcial.
En las otras provincias
“Nos están pidiendo información de Tucumán porque la policía quiere crear ahí también cuerpos infantiles”, reveló el comisario Marcelo Juan Limi, director de Prevención y Orientación Comunitaria de la Policía de la provincia de Salta. Es licenciado en Trabajo Social y de él dependen los polémicos grupos de uniformaditos. “Yo era partidario de cerrar los cuerpos infantiles antes de hacerme cargo de esta función. Pero cuando supe el trabajo que hacían, me convencí de que hay que ampliarlos”, destacó Lami a PáginaI12, en su despacho policial, en el centro salteño. La policía va por más: ahora está armando la creación de Brigadas Juveniles para captar a los adolescentes y jóvenes. La Dirección de Prevención y Orientación Comunitaria se creó en 2007. Lami antes estuvo al frente de Prevención de Drogas. “En Salta los robos y los hurtos no son tanto problema de inseguridad. Nuestro problema son los jóvenes que no tienen nada que hacer y que toman alcohol. En algunos barrios conflictivos de la ciudad, como Floresta, hay bandas juveniles, que están enfrentadas y ya hemos tenidos muertos”, describió el comisario, que es nieto de un ex senador nacional justicialista, Agustín Avellaneda, que ocupó su banca en tiempos de la presidencia de Juan Domingo Perón, rememora Lami. La extendida red de cuerpos infantiles que hay en Salta es inédita en el país. Pero ya hay otra provincia que ha tomado la idea: en 2006 se creó la Primera Agrupación de Policía Infantil San Ignacio Loyola, en Mendoza, que recibió ese nombre por el patrón de la policía provincial. “El objetivo fundamental es acercar a los chicos a ciertos valores como la solidaridad, el respeto del medio ambiente y las normas de convivencia. Y lo hacemos a través de actividades recreativas y deportivas”, contó al diario Uno Alejandra Muñoz, mamá de un policía infantil. En este caso fue una iniciativa del Club Unión Mendoza, y no depende de la policía provincial. Ahí también los niños –de 7 a 14– años tienen uniforme policial –incluidos guantes blancos– y desfilan.
Con rigor, disciplina y órdenes
Son cerca de las 10 de la mañana de un viernes y en la comisaría 4ª de Villa Mitre, uno de los barrios más antiguos de la ciudad de Salta, un grupo de unos diez nenes y nenas aprende el paso básico de las danzas folklóricas.
–Párense bien derechitos –les indica con voz de mando el profesor, un policía que les da la clase. Y les enseña a hacer un giro. Algunas de las chicas tienen el uniforme policial: “Les pedimos que lo trajeran porque sabíamos que venía usted”, aclara a la cronista el cabo Gerardo Albornoz, instructor del cuerpo infantil, el primero que se creó en la provincia. Es mixto. Van unos 66 varones y 45 chicas, de la zona, un barrio humilde, de casas a medio terminar, techos de chapas y pisos de tierra. Cada chico tiene un legajo, donde figura la solicitud de ingreso, en la que el papá del aspirante debe llenar –entre otra información personal– si su hijo está bautizado y si tomó la primera comunión; también se incluye un “acta de compromiso de convivencia”, en la que se dejan en claro las reglas, entre otras: “Queda terminantemente prohibido cualquier acto de indisciplina, tanto dentro como fuera del establecimiento”, como también, “falta de responsabilidad ante las tareas asignadas”, “falta de respeto a sus padres, superior o cualquier otra persona de esta institución”, “provocar y/o participar de peleas” y el “uso de vocabulario inadecuado”.
La comisaría funciona en una casona histórica que habitó el general Güemes. Desde su galería, algo venida abajo, se disfruta de la vista del cerro Nevado de Cachi, que hace honor a su nombre y amaneció con sus cumbres blancas.
Al día siguiente, se puede ver cómo en una plaza de la localidad turística de Cafayate practican el paso marcial un grupo de chicos y chicas del cuerpo de policía infantil de los Bomberos del lugar. El instructor, vestido de civil, les da órdenes en tono militar: “¡Mar-chen!”, vocifera. Y los nenes y nenas marchan. Después vendrá el: “¡Des-can-sen!”. Echa a un chiquito de unos siete años y el pequeño se va con un hermanito menor: la reprimenda viene porque el niño no supo decir qué había dicho el instructor cuando éste le preguntó: “¿Qué dije?”. A modo de advertencia, a los demás les dirá: “Eso pasa cuando no se presta atención”.
El domingo, tanto en la ciudad de Salta como en Cafayate los chicos serán invitados desde los cuerpos de policía infantil a ir a misa. “Los llevamos todos los domingos”, confirma el cabo Albornoz. En Salta, la enseñanza religiosa es obligatoria en las escuelas públicas: los chicos rezan al inicio y al finalizar las clases cada día.
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