miércoles, 1 de octubre de 2008

Caso Grassi: “No logra controlar su instinto sexual”

Publicó Página|12
18 de septiembre de 2008

Los peritos explicaron al tribunal que el sacerdote acusado de abuso tiene “indicadores similares” al “perfil psicológico que poseen los delincuentes sexuales”. Para la querella es una “prueba demoledora”. Para la defensa, no fue contundente.

Por Carlos Rodríguez

Dos peritos ratificaron ayer, en el juicio oral contra el cura Julio César Grassi por abuso sexual, el resultado de una pericia en la cual se señaló que la personalidad del imputado tiene “indicadores similares” al “perfil psicológico que poseen los delincuentes sexuales”. Si bien en la misma pericia se aclara que las conclusiones “no pueden ser consideradas afirmaciones taxativas”, la parte querellante, consultada por PáginaI12, aseguró que la declaración, como testigos calificados, de los peritos de la provincia de Santa Cruz Sergio Bonotto y Susana Mendoza significó “una prueba demoledora en contra del cura Grassi”. Por su parte, los defensores de Grassi opinaron que “no hubo ninguna novedad de importancia porque la pericia ya estaba incorporada a la causa y si bien los peritos fueron más explícitos, de ninguna manera quedó confirmado que Grassi tenga el perfil de un delincuente sexual”. Hasta hace poco tiempo, Grassi y sus defensores negaban hasta la existencia misma de la pericia.

En la audiencia de hoy dará su testimonio el tercer perito de Santa Cruz, Gastón Mendicoa, y luego, si hay tiempo, Grassi pedirá ampliar su declaración indagatoria, para refutar los dichos de “Luis”, uno de los chicos que lo denunciaron por abuso sexual. Al declarar en el juicio, “Luis” no sólo ratificó que fue objeto de diez abusos por parte de Grassi sino que incorporó cuatro hechos más que lo tuvieron como víctima y habló de supuestos delitos similares cometidos contra otros cuatro jóvenes que estaban en la Fundación Felices los Niños (ver aparte).

En la apertura de la sesión de ayer declaró el especialista en psiquiatría y psicología médica Sergio Bonotto, firmante de la pericia con sus colegas Mendoza y Mendicoa. Fuentes de la querella dijeron que hubo una triple incorporación de pruebas: 1) el expediente de Santa Cruz donde “Luis” denunció otro hecho de abuso ocurrido en un hotel de El Calafate que será analizado en otro juicio oral contra Grassi; 2) la pericia psicológica y psiquiátrica al cura realizada en esa causa, y 3) la declaración de los peritos como testigos calificados del juicio.

Bonotto tuvo una prolongada intervención que, para el abogado querellante Juan Pablo Gallego, fue “brillante y demoledora”. El perito informó que la pericia consistió en una batería de tests psicológicos, dos entrevistas al imputado (una personal y la otra con valor forense) y luego mencionó la existencia de una extensa obra bibliográfica referida a definir la personalidad de los delincuentes sexuales. Bonotto explicó ante los jueces que pudieron determinar “escalas altas de distintas características propias de los delincuentes sexuales”. Se determinó que Grassi es “obsesivo, compulsivo, narcisista, en la máxima escala”.

En la pericia incorporada al proceso, se dice en forma expresa que en varios de los test, pero “en especial el MCMI-II”, se obtuvieron “indicadores similares (pero los mismos no pueden ser considerados afirmaciones taxativas), del perfil psicológico que poseen delincuentes sexuales”. La teoría que sustenta ese estudio está basada “en el diagnóstico de prototipos clínicos, asumiendo que los grupos prototipos muestran comportamientos comunes y distintivos que pueden alertar al investigador sobre aspectos del paciente”.

En lo esencial, el test postula “trece estilos básicos de funcionamiento en la personalidad, utiliza un criterio psicométrico de evaluación y es clínicamente significativo si los puntajes se orientan o superan la tasa base de 75” puntos. Esto habría ocurrido en el caso de Grassi, aunque no se establece el puntaje exacto. “El análisis estadístico de los protocolos de personas con delitos sexuales arrojó elevación significativa en las escalas deseabilidad, dependencia, fóbica y compulsiva, encontrando elevación significativa en tres de esos parámetros estadísticos en este caso particular (el de Grassi) cuyo protocolo presenta un parámetro similar en todas las escalas mencionadas, salvo en la escala de comportamientos fóbicos”.

Fuentes allegadas a la causa precisaron que los tests realizados han sido aplicados en causas penales que tramitaron en los Estados Unidos y en España. En esos casos se llegó a la condena de los imputados. “Es una escala de evaluación que ha sido admitida a nivel mundial”, aseguró el querellante Juan Pablo Gallego. De acuerdo con la información obtenida por este diario, el perito Bonotto sostuvo ante los jueces que Grassi “tiene una dificultad insoluble: no logra controlar su instinto sexual, que para él es un disparador permanente”.

Cuando la defensa le recordó al perito que el imputado es un sacerdote que debe respetar el juramento del celibato, Bonotto respondió que “la cuestión central es la estructura de la personalidad” de la persona analizada, mientras que la elección de una profesión –incluso la de sacerdote– “es una cuestión de voluntad” que puede ceder ante determinadas situaciones. “Lo que se dejó en claro es que Grassi no es una persona asexuada y que por el contrario, no sublimiza sino que ejecuta sus impulsos sexuales”. La perito Susana Mendoza, en una intervención más acotada, se limitó a corroborar los resultados y conclusiones de la pericia.

Daniel Cavo, uno de los defensores de Grassi, consideró en cambio que la exposición de los peritos “se acercó más a nuestra posición, en el sentido de que no ha sido definido el supuesto perfil de delincuente sexual” del que habla la pericia, sin ser taxativa, y de la que se nutre la acusación de la fiscalía y de la parte querellante. “Los rasgos de personalidad de Grassi son comunes a gran parte de la población y la pericia no ha complicado la situación de nuestro defendido.”

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